Es sabido que la arquitectura y la memoria no son términos dispares, no en vano Mnemosine, la fuente mitológica de la memoria, brota junto al oráculo de Trofonio, héroe arquitecto. La memoria posibilita que los actos se puedan repetir, de modo que la costumbre de hacer siempre lo mismo (el hábito) da forma al lugar que se habita convirtiéndolo en habitación. En efecto, concebir una vivienda unifamiliar supone conocer las costumbres y los hábitos, para que fingiendo la vida vivida por nuestros clientes alumbremos el espacio de sus costumbres. No hacerlo es un dogmatismo cuando no una tiranía.
El espacio es decididamente la forma de la costumbre, el lugar donde la memoria permite repetir siempre los mismos actos. El primero de los actos es volver al lugar del hábito, a saber de la repetición de actos. La casa localiza el espacio al que se vuelve porque la memoria nos hace recordar tal lugar. Por razones obvias ni el mar ni el desierto son lugares apropiados para la vuelta, allí no se puede fijar ningún recuerdo ni localizar las acciones. En ellos no hay posibilidad de fijar la memoria al lugar y por eso no son domesticables, son inhóspitos. El viejo Homero los define como los lugares de la aventura. Casa es a recuerdo y a lírica, como mar y desierto son a olvido y épica. La vivienda, la tierra y la memoria son el ámbito donde crecemos y dejamos huella. La habitación guarda la huella del hábito y la costumbre, frente al mar, al desierto y al espacio inhóspito que son como el olvido, infecundos anota Homero. Ruskin advierte la misma idea cuando afirma que “sólo la poesía y la arquitectura poseen la fuerza para vencer el olvido”. Ambas, poesía y arquitectura significan lo mismo: dar medida y en concreto la medida de lo humano. Donde hay medida el hombre mora, del latín morari, que significa permanecer y costumbre. La morada, como la vivienda, se convierte en el lugar donde uno permanece como morador. Lo contrario de la morada es la guarida que se ocupa pero no se habita. La casa es el lugar de la costumbre y al mismo tiempo el lugar para el reencuentro, la hospitalidad y el reconocimiento. En resumen, como hemos visto, la casa precede a la edificación, antes que habitación es hábito, a saber, costumbre.
El solar sobre el que se asienta esta vivienda presentaba una pendiente nada despreciable. Junto a esta circunstancia, las ideas de volumen prismático y rabiosamente blanco mediterráneo, constituyen los condicionantes de partida. Para ello, se modeló el terreno, de tal forma que la casa quedara en una plataforma horizontal, acabada en madera de iroco, en continuidad con el interior de la vivienda. También se realizaron dos perforaciones mas, una para albergar la piscina y otra para alojar la zona de servicios y vestuarios de la zona exterior. Así conseguimos que la casa emergiera del terreno, rodeada en parte por un patio para iluminar el garaje y una zona de jardín japonés de gravas. A la parcela se accede por una zona pavimentada con travertino al corte, material que nos conduce tanto al interior de la vivienda (accediendo a la misma por un vacío practicado en el volumen rotundo y velado lateralmente con U-glass), como a la zona posterior de la parcela. Es de destacar el trabajo realizado entre lo construido y el exterior para conseguir una permeabilidad en el sentido longitudinal de la parcela, buscando la relación entre el jardín delantero de la vivienda y la zona de la piscina y jardín posterior de la casa. Ya en el interior, la relación de espacios en vertical se consigue con la disposición en doble altura de la zona de estar, lo cual genera una serie de relaciones tanto visuales como de iluminación en diagonal con el resto de los espacios (zona de paso común, terrazas, huecos de iluminación, etc.…)
La materialización del interior se consigue con la disposición de un pavimento continuo de madera de iroco (como ya hemos citado, en continuidad con el exterior), toda la carpintería de madera es de tablero MDF lacado en RAL 9010, las escaleras son de travertino serie oro; el eje vertical de la casa se conforma con un muro aplacado en Stonker, abrazando los núcleos húmedos de planta baja y planta primera.
Queremos agradecer especialmente a los dueños de la vivienda, Paco y Verónica, su hospitalaria confianza y su valentía para tomar decisiones drásticas, que de todo ha habido. Y en especial resaltamos la inconmensurable labor de Javier Muñoz (un toro bravo disfrazado de aparejador) que en alianza con los hermanos Calatayud han materializado este proyecto.
Sótano
Planta baja
Primera planta
Cubiertas
Alzado sur
Alzado este
Alzado norte
Alzado oeste
Longitudinal 1
Longitudinal 2
Transversal
Detalle
La habitación guarda la huella del hábito y la costumbre, frente al mar, al desierto y al espacio inhóspito que son como el olvido, infecundos anota Homero. Ruskin advierte la misma idea cuando afirma que “sólo la poesía y la arquitectura poseen la fuerza para vencer el olvido”.
Autores: Juan Manuel Salmerón Núñez (Arquitecto) & Rafael García Sánchez (Dr. Arquitecto). Colaborador: Juan Pedro Boluda Sánchez (Arquitecto). Promotor: Francisco José Miró Gonzálvez. Aparejador: Javier Muñoz Ruiz. Contratista: Hermanos Calatayud. Fotógrafo: David Frutos.